domingo, 23 de marzo de 2008

rewind life?

Y entre risas y sueños
letras y palabras que formaban un recuerdo
consiguieron ver que se habían escapado
que no conseguían alcanzarse el uno al otro…

Demasiada distancia
demasiado tiempo
su tiempo
el tiempo...

Ese tiempo que no se consumía ni se gastaba
simplemente avanzaba


Y un día la distancia se acortó
de tal manera que sus rostros cambiaron de mueca,
sus ojos se secaron e hicieron falta unos cuantos pestañeos
para poner de nuevo en marcha el reloj











Fue difícil volver a ver
vestigios de tiempos que quedaron atrás
que en ese momento se convirtieron
en tiempos que serán...

Y una lágrima resbaló por la mejilla
al ser consciente de lo que tocaba a partir de entonces


....




Acostumbrarse a ser perecederos

*


miércoles, 19 de marzo de 2008

el sol y tus dedos

Y los rayos de sol que ayer te despertaban
hoy empujaban a los párpados
hasta conseguir un zigzag dibujado por tus pestañas...

y tu cuerpo se relajaba, se abandonaba, se dejaba llevar hasta el punto en que solo eras capaz de mover tus dedos formando una melodía silenciosa que solamente yo era capaz de seguir con mis ojos...









Y de repente se hizo el frío
y te quedaste en la zona en la que los rayos del sol jugaban con el suelo
y tus pies como invitados tímidos se sumaron al juego
y yo...


yo esperaba a tus dedos...

lunes, 17 de marzo de 2008

sintiendo(te)


Enredados entre palabras, pensamientos, momentos...

haciendo del número 2 un nuevo número impar,
para que no sobre nada

para que no nos falte nada ...

Y de repente… nos sobraban demasiados minutos, que hacía un rato contábamos como segundos entre carcajadas…

Y hoy solo me pegué un poco más a tí




Para sentirte de nuevo...
Sentir que compartimos el calor
para que no me faltase de nada...


Y al cabo de unas horas
poder recordarte
no solo por los sentimientos
también por el olor

miércoles, 12 de marzo de 2008

tarde de pseudoprimavera

Todo se movía dentro, de tal forma que comenzaba a resultar molesto...

Se tumbó, pensó que así conseguiría estabilizar su eje de equilibrio.

El problema es que ya no sabía donde estaba ese eje,

ni siquiera si seguía existiendo, como hacía tiempo; inmóvil, quieto, como un punto fijo donde siempre se podía agarrar al reír.

Y ahora necesitaba aferrarse a él,

y no era capaz de encontrarlo

y todo se movía demasiado

y había demasiadas vueltas

y todo comenzaba a ir demasiado rápido
....

Pero justo en ese instante

un punto le tocó la yema del dedo meñique

transmitiéndole calma




y no lloró.