domingo, 14 de junio de 2009

a contracorriente

"Eres ciento sesenta y cinco centímetros de contradicciones", me lo dijiste bajo la lluvia mientras mi cabeza desnuda trataba de empaparse de ti y solo conseguía empaparse de la lluvia...

Contradictorios son nuestros actos, intentamos avanzar a contracorriente, eso lo he estado observando durante todo este tiempo. Nunca te gustaron los retos fáciles y a mi lo demasiado complejo me empieza a cansar. Creo que quiero coger de nuevo la carretera con dirección prohibida, pero en esta ocasión para apartarme de ti...

Hace tiempo que estamos del revés, sí... hubo un tiempo en el que dediqué mis fuerzas no solo a moverme, en los ratos libres construía una zanja enorme entre nosotros, de tal forma que lo tuyo fuese tuyo, y lo mío; mío. Sí, solo trataba de alejarme o alejarte... alejarnos en definitiva, tratar de encontrar mi propio camino, ese que abandoné hace tiempo de tu mano, pero me cansé, cuando caminas a contracorriente el viento corta y rasga la piel y ya estaba comenzando a ser incómodo e incluso, doloroso.

Parece que todo formaba parte de esa enorme contradicción, en mi caso menor, porque mi fisiología no era capaz de albergar tal cantidad de esferas inconexas y decidió evaporarse, sentarse al borde de la zanja y empujarte dentro, para que no siguieses agarrándome la mano y obligándome a seguirte...

Hace poco volví a esa zanja, y lo sorprendente fue no encontrarte allí, en realidad no iba con ánimo de encontrarte a ti, fue un intento fallido en la búsqueda de reafirmar mi teoría, y mientras mis pupilas se ahogaban en lágrimas alguien me agarró el hombro y apareciste, el viento golpeaba de nuevo con fuerza, se secaron los ojos y comprendí que por una nueva temporada debía sacar fuerzas... nunca fue fácil caminar a contracorriente.

domingo, 7 de junio de 2009

te odio

Creo que te empecé a odiar justo en el momento en el que te sentí más cerca, más dentro, en lo más profundo de mí...

Era como si de repente hubieses vuelto a habitar el pequeño rincón que decoraste con sumo gusto, ahí arriba, en el lado izquierdo del pecho. Quizás llevabas mucho tiempo allí, como aletargado, de forma que tu presencia se hacía imperceptible, y debes haber realizado un movimiento brusco, de esos con los que te haces notar, y creo que tan solo tu presencia es capaz de hacerme daño, tanto daño que te odio.

Te odio, también te odio porque eres capaz de destruir los esquemas en cuestión de segundos. Unos esquemas que parecían bastante estables, consistentes y coherentes. Pero llegados a este punto, mírame y mírate, todo es caótico ahora mismo y es por tu culpa; sí, así es, te odio.

Te odio

Te odio

Te odio

Te odio

Te quiero.

sábado, 6 de junio de 2009

cordura irracional

¿A caso creías que resultaría tan fácil?, no te engañes, tan solo prueba, siéntate a los pies de su cama y dile que toda la lluvia que recogió cada mechón de tu pelo no fueron suficientes para ahogar el leve atisbo de irracionalidad constante transformado en “ganas de verle”, ganas LOCAS, eso sí que tiene su gracia en este contexto.

Explícale que todo este tiempo no fue suficiente para hacerte marchar, que hay días y noches principalmente, en las que entre sueños descubres que te has mantenido estática, inerte, en el mismo punto donde te abandonó.

Mírale a los ojos y entre suspiros, intentos fallidos de incontinencia lagrimal y por supuesto verbal, explícale como esperaste una mínima esperanza de la mano del que todos conocen.

Explícale que cada vez que aparece vuelve a trasladarte en cuestión de segundos al punto en el que empezó todo, y en realidad, al punto donde también terminó todo, ese maldito punto de inflexión.

Explícale que, ante tanta irracionalidad, en ocasiones, cuando llegas a casa y lloras, vuelves a ser alguien cuerdo, racional, capaz de diferenciar cada gesto por su parte sin atribuirle dobles significados y que entonces te sientes incapaz, fugaz, a la vista de sus ojos.

Cuéntale todo esto y luego trata de conseguir que ni si quiera dude de tu cordura, y que te siga regalando notas sinceras que no formen parte de esa postdata: compasión.