viernes, 29 de enero de 2010

crisis

Estaba en crisis, está claro... me costaba respirar fuerte y yo adoro la sensación de respirar fuerte, tan fuerte que duele el diafragma y las lágrimas se niegan a salir huyendo mejillas abajo... estaba en crisis, cariño... por eso lo de no importarme tus orgasmos ni si mis manos ya no te rozaban con suavidad y mis uñas empezaban a arañar, cariño, estaba en crisis...

Estaba en crisis, discutía con mis sentimientos, porque la batalla contra las emociones acabó en tablas y me puse a discutir entonces con los sentimientos, y no, no hay quien consiga ganar esta absurda batalla, pero sentí dolor, dolor... no porque perdiese la partida, sino porque no sabía planear el siguiente ataque...

Estaba en crisis, y me costaba mantenerme inerte en tu colchón, notaba cómo los muelles me encogían, me absorbían también y me dolía la espalda, cariño, te dije que tenía una contractura, pero tú llevabas un tiempo sin escuchar lo que salía por mi boca y a mí me dolía la espalda y sí, cariño, estaba en crisis...

Estaba en crisis, y no soportaba que cada vez que me despertaba, la cafetera siguiese desmontada y como si de un escaparate se tratase, pieza a pieza, colocadas a lo largo de la encimera de tu cocina... yo quería café, quería que tú me hicieses café como en las películas, como en esas películas que vemos antes de perdernos entre tus sábanas, pero cariño, yo estaba en crisis y no había café para despertar...

Estaba en crisis, por eso lloré hasta ahogar el último suspiro en tus rodillas, por eso cogí tu chaqueta para huir y ahora no se qué hacer con ella, porque he dormido las últimas noches con ella pero ya no huele a ti, cariño, ya no percibo tu olor... estaba en crisis, por eso no supe despedirme ni despedirte, pero creo que ya estoy lejos...

Estaba en crisis cariño, es lo único que puedo decirte...

jueves, 28 de enero de 2010

escritora.polar

Creo que padezco el Síndrome de Stendhal,
es lo único que me mantiene unida a ti
eso
y una inercia absurda que me lleva al epicentro de tu ombligo
y se apodera de mi estómago
y juega con él
y con sus mariposas
y luego las libera
a ratos
pero otros ratos vuelven
cuando te has ido
cuando no has vuelto
cuando te vas

martes, 19 de enero de 2010

atracciones

Entonces me di cuenta de que no era capaz de dejar de mirarle la entrepierna...

Apenas nos conocíamos, un par de cigarros, unas risas baratas en el bar del centro y olor a tabaco en el pelo...

Pero seguía sin poder quitar ojo a su entrepierna...

Las siguientes tardes las pasé entre cervezas y sus manos, también me gustaban sus manos...sus dedos... sus manos... las tenía grandes y fuertes...

Cuando llegué a casa me di cuenta de que ni siquiera sabía de qué color eran sus ojos o si tenía algún lunar adornando su mejilla...

Él tampoco sabía mucho sobre mí, pero intuía que usaba una 90 de pecho...

domingo, 17 de enero de 2010

autodestrucción

Inicias el vuelo, y una vez que despegaste, es muy difícil cambiar el rumbo... Los mandos dirigen la nave hacia una dirección y tus pies luchan por ir en dirección contraria... pero sabes que las vías nerviosas no son capaces de transmitir señales contradictorias simultáneamente y las manos que manejan el rumbo de la nave y los pies se descontrolan hasta tal punto que notas el caos interno a la altura del estómago, un poco más arriba de la cintura... algo se rompe por dentro...

Pero una vez que apareció el dolor ya no importa, quieres seguir adelante, que la nave te lleve donde quiera, porque somos de esos seres que una vez que experimentan el dolor creen que serán capaces de superarlo tantas veces como se presente ante sus ojos...

Ahora rezas, y digo bien, rezas, para que la nave no se estrelle pues cuando ésto suceda no habrá quien recomponga los pedazos. La estructura se volverá a construir fácilmente, unos retoques, un poco de maquillaje y queda como nueva de cara a la galería, pero de la estructura interna, de los interiores, mejor no hablar, porque ahí no hay quien intervenga...

domingo, 10 de enero de 2010

veintidós

Supongo que no es solo cuestión de contar o sumar, que un mes más o un mes menos al fin y al cabo no importan nada tratándose de años... que con cada paso avanzamos mucho más que soplando velas, que cada orgasmo nos hace experimentar más que miles de trozos de tarta masticados antes de pasar por tu garganta y que cada fracaso suma un punto tan grande en tu vida, que no importa los años que sume tu carnet de identidad, siempre va a sobrar un factor en la suma... Y del olvido no hablamos, porque nunca hay suficiente tiempo para conseguirlo plenamente...

A si que, me da igual cumplir 19 que 22 que 27

Porque si sumo cada parte de mi vida, pierdo la cuenta, y lo único que deseo es ver la caída de la verticalidad del número ocho, a su lado, o al lado de cualquiera que me haga sonreír a ratos sí y a ratos, también.

Porque al fin y al cabo, lo importante, es vivir
vivir sumando
pero vivir.

sábado, 9 de enero de 2010

bisiesto(s)

Las sílabas de su nombre se entrelazan con cada sonrisa que despierta en ti su gesto...

Entonces, prefieres seguir caminando, sin rumbo fijo, pero con él, como si se tratase de una gran locura pero esta ciudad es demasiado limitada para cometer cualquier locura...

Te para, te abraza y te besa, escondiendo el frío en ese instante en el bolsillo izquierdo del abrigo... Vuelves a estar allí, en el mismo punto que meses atrás, con una sonrisa enorme y ganas de librarte del resto del mundo para conseguir algo propio que solo os pertenezca a ambos...

La última hoja que quedaba en aquel árbol desciende lentamente hasta conseguir llegar a tu hombro... la recoges y sin querer, lloras...

Él aún no lo sabe...

Tú, estás condenada, como los otoños, y todo lo que te rodea forma el contexto idóneo del nuevo fracaso, de lo fugaz, porque en ti se cumple esa regla de las relaciones que también se aplica a los otoños, "relaciones bisiestas" se llaman, ya sabes, cada cuatro años, y este... no toca.

miércoles, 6 de enero de 2010

miedos paralelos

Hace un tiempo luchaba porque nuestras trayectorias compartiesen un punto de intersección, un punto de encuentro, común, causando así una interrupción en esa línea de infinitos puntos sucesivos con destino incierto; para así poder celebrar que de nuevo teníamos algo en común, una nueva esperanza, un motivo más por el que iniciar una batalla con el fin de ganar tu cuerpo por un tiempo...

Ahora tengo miedo a esa trayectoria y espero que tú sientas lo mismo y que nuestros miedos esta vez sean paralelos y no nos den motivos por los que brindar, ni luchar, ni reír, ni llorar...

Adiós

martes, 5 de enero de 2010

dentro

Supongo que solo era cuestión de agarrarse a lo de dentro, al ombligo, para ser por un instante el centro del mundo, notando como los planetas se alineaban de tal manera que una energía cósmica se centraba en ese punto concéntrico, su ombligo y por extensión a su cuerpo...

Y entonces decide dejarse caer, que no llevar, que son cosas diferentes, esta vez había que dejarse caer para ver si sus brazos eran tan fuertes que pudiesen con el peso de tus huesos, que hace días que eres poco más que un saco de huesos... pero estás guapa, aunque no te lo digo, para que no asocies belleza con delgadez, odio esas tonterías...

Caes, pero no llegas al suelo, tampoco levitas, son sus brazos los que te mantienen estática a centímetros del suelo y su sonrisa denota una alegría inmensa porque llegó a tiempo, y sigues viva, no tocaste el suelo...

Pero tú no eres capaz de vislumbrar esa sonrisa, te pierdes entre tanta belleza y piensas que ningún amanecer tuvo tanta luz como su rostro, y que te encanta pero no se lo dices porque no puedes verlo, tampoco estás segura de sentir todo eso, así que cierras los ojos y que sea lo que tenga que ser...

Entonces él te besa y tú renaces, y ganas peso, ya no eres un enorme saco de huesos, porque él hace tiempo que se ha instalado en tu pecho y ahora, no hay quien lo saque... y quieras o no, eso, pesa.