sábado, 5 de noviembre de 2011

ya solo habla de amor

Se atusa el pelo con las manos, y enseguida se pone a pensar en cosas importantes. ¿Importantes para quién? Importantes para él, faltaría más. Si está desconsolado es cosa suya, si quiere amar a quien ya no se deja amar, a nadie debería importarle. Si su amor es o no sincero, o lo fue en el pasado, ¿quién puede decirlo? Desde luego no las porteras o las vecinas de su barrio. Si se ríen de él, que se rían. A veces mira a las mujeres con un amor verdadero que aparentemente no dura nada. Y luego se esconde, y a escondidas, las ama en silencio y para siempre.

En las calles no hay más que una mujer para él, pero se guardará muy mucho de decir su nombre, tal vez porque ya le mandó rosas, sin suerte, así que se dedica a mirar con devoción a perfectas extrañas. No hay nada mejor que pasear entre las cosas de las mujeres para respirar siquiera por un instante las pocas promesas que ofrecen los días. Se dedica a observar a las mujeres y carece de cualquier otra fe. Así se pasan más ligeras las tardes.

Solo una mujer puede convertir, con su mera presencia, un segundo cualquiera en una promesa.


Ray Loriga. Ya solo habla de amor.

martes, 1 de noviembre de 2011

muertos

Supongo que no éramos una de esas parejas que se abrazaban mucho...

Hoy todos están muertos, los nuestro también. Todo y todos están muertos. Los sentimientos y las emociones ya no bailan a ritmo de vals, tampoco vibran a ritmo de jazz... Están todos aletargados, dormidos, inertes, puede que muertos. Lo único que sigue latiendo es un conjunto de recuerdos latentes, como cuando me sacabas a bailar... Dime, ¿aún bailas para conseguir besos?

No sé que queda, no sé que hay aquí, tampoco sé si me importa realmente... el hecho es que a simple vista no están y que tú tampoco estás aquí. Que una vez te pregunté "¿qué queda cuando ya no hay nada? Tú te encogiste de hombros, nunca respondías a mis preguntas. Solo hablabas, hablabas de lo que a tí te apetecía o te gustaba o te entretenía, pero nunca hablabas de lo que yo quería hablar, pero supongo que tampoco éramos una de esas parejas que se hablaban mucho... No lo sé.

¿Qué queda cuando ya no hay nada?

Supongo que esto es lo que queda;
frío, lluvia,
calles llenas de gente con frío empapadas por culpa de la lluvia,
hoteles de carretera,
canciones para otros que ahora sí son pareja,
bandas sonoras originales que no son más que réplicas de escenas de películas de acción,
escenas de películas de acción...

Pero dime, ¿te marchaste para no ver este desierto de arena y restos putrefactos de nosotros mismos? ¿Por eso te fuiste?

Lo cierto es que te marchaste antes. Antes, cuando las carreteras aún estaban practicables, ahora ya no hay salida. Cariño, han cortado las carreteras, yo no estoy aquí por gusto.

No me quedé para ver cómo se hundía y perdíamos todo... Me quedé porque más allá tampoco había una salida, tampoco había nada mejor.

Ahora dime, ¿era tu huida una especie de salida para mi?

Nunca lo sabremos, al menos no por ahora.

Solo te diré que aún quedan caminos abiertos de vuelta a casa, y que hay noches en las que espero que cojas alguno de ellos pronto porque Cariño, aquí están todos muertos y no sé por cuánto tiempo más querrá seguir bombeando el de arriba a la izquierda...

Pero hay caminos de vuelta a casa abiertos
y aquí aún hay alguien vivo...

Aunque supongo que no éramos una de esas parejas que se abrazaban mucho...