jueves, 12 de agosto de 2010

horas de luz

El olvido es de las pocas cosas eternas y perecedera,
el milagro reside en alcanzar el verdadero olvido.


Y tú me hablabas del tiempo y a mi se me escapaban los segundos de las manos mientras los sentidos se transformaban en sinsentidos por culpa de tu ausencia.

Y tú hablabas del tiempo mientras yo intentaba desequilibrar los mecanismos de la física cuántica o la física que habitaba en nuestros cuerpos, entre nosotros, segundos antes de consumirnos en el olvido.

Y tú me hablabas del tiempo y yo te preguntaba en qué fracción de minuto encajaría nuestro olvido mientras te miraba y me miraba; mientras miraba nuestros cuerpos desnudos en el espejo de aquella habitación de hotel.

1 comentario:

Yo que pasaba por aquí dijo...

Fácil, prototípico y previsible. Esperaba mucho más de un blog con un título tan sugerente...