martes, 13 de septiembre de 2011

el mundo a tus pies

El mar estaba justo bajo mis pies... sensación de ligereza, de nimiedad, de infinitud... sensación de entender "el mundo a tus pies"... me sentía grande, enorme; no había suficiente agua en todo el Atlántico capaz de inducirme una sensación de miedo por ahogamiento.

Tú nadabas, y nadas, nadas entre los restos de recuerdos que aún conserva mi memoria...

Mi cabeza es un huracán, un terremoto de ideas, maremoto o tsunami cuando dichas ideas van acompañadas de lágrimas. Terremoto de ideas en constante movimiento, pero siempre sigue bucles, bucles porque hay puntos fijos que se repiten. Puntos, a los que la memoria acude en forma de regresión, acude a ellos para detenerse y descansar un rato.... Tú eres uno de esos puntos.

Lo importante es que el mar era enorme, que lo tenía bajo mis pies, que estaba a un salto para perderme, para perderte... y nunca hay suficientes ganas, nunca hay suficiente agua para ahogar tu recuerdo, nunca hay suficiente agua para perderte, porque siempre sales a flote, porque siempre sobrevives a los terremotos, a los huracanes y a los tsunamis internos, porque por más lejos que esté, por más que me aleje; nunca es lo suficientemente lejos para que no aparezcas de nuevo, a flote.

Me resigno y empiezo a convivir contigo, porque, por lo visto, no hay manera de ahogarte, de perderte, de despedirme de tí...

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