jueves, 14 de mayo de 2009

carta

Entró en el café donde se encontraban cada tarde, se sentó en el rincón que habían convertido en algo propio, desabrochó su chaqueta, extendió el foulard sobre la silla de la izquierda y al levantar la mirada estaba enfrente el camarero que muy amablemente extendió la mano con una especie de folio hábilmente plegado en 4 dobleces y le invitó a leerlo: "lo dejó el chico de siempre para tí".

Ella, con una mirada de confusión, miedo, rabia, ilusión; desdobló cuatro veces el folio, dió dos vueltas al té con el único propósito de hacer desaparecer los dos puntitos de edulcorante que se adivinaban al fondo de la taza y comenzó a deslizar su mirada entre palabras escritas a pulso de pluma:

" Desde hace días sé que te pasa algo ... hace días que no traes ese cuaderno verde en el que escribes antes de dormir y creo que sé que significa eso exactamente... Sí, supongo que no hay nada eterno, hay un punto en el que todo se agota, se acaba, las risas, la ilusión, incluso la inspiración... tu inspiración...
Y con estas líneas quiero decirte que no busco una explicación o justificación alguna, no es necesario, te conozco demasiado ya... y en el preciso momento en el que te conocí sabía que te irías...tarde o temprano te acabarías yendo y, viendo que no te atrevías a marcharte, he hecho las maletas primero y he decidido marcharme... marcharme de nuestro rincón y de nuestra cama, eran los únicos sitios que me quedaban por abandonar, ya había desaparecido de tu cuaderno...
Pero esto no es un adiós, no, solo es un cambio de rol, de papel... nos volveremos a encontrar, pero en otros rincones hasta ahora sin propetarios y con otros fines distintos a los que nos unían hasta ahora...

Gracias por este tiempo, gracias por todas las hojas que emborronaste con mi nombre, mis gestos, mis abrazos, mis besos..."

El camarero, en la barra, inmovil, repasaba con un paño las gotitas de agua que quedaban en los cubiertos, pero su mirada permanecía fija en la chica, teñida con gotas de preocupación, extraña intención de protección. Vió que la chica doblaba de nuevo el papel y se acercó apresurado: " me perguntaba si necesitabas algo, pero parece que estás bien incluso estás sonriendo. Eso es que eran buenas noticias, ¿verdad?". "Sí, eso es" respondió la chica con una sonrisa.

Cuando el camarero se dió la vuelta, la mejilla de la chica apareció perfectamente inundada.

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