leves movimientos azotan mi cabeza
mientras mi cuerpo esta vez permanece estable...
al fondo la cama, esta vez intacta y sin tu olor
y en la ventana se ha desdibujado el mar, ya no hay sal y los labios se desquebrajan por culpa del viento que dejó de ser brisa hace unas horas...
y ahora, enredada en esta espiral de inestable emocionalidad, en la que intento ir contra corriente, esta vez sin mareas... solo necesito un leve impulso que me ayude a despegar, o retomar una nueva vuelta con una incalculable fuerza centripeta, que no me deje escapar de todo aquello... a la vez tan cerca y a ratos tan lejano...
miércoles, 25 de marzo de 2009
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