domingo, 15 de mayo de 2011

oxidación - reducción

Los cuerpos ocupan un espacio necesario. Luego hay otro espacio, llamémoslo X, necesario para respirar, si ese espacio X se reduce considerablemente hasta llegar a oprimirnos, lo que queda fuera del perímetro llega a estorbar de tal manera que resulta necesario apartarlo de nosotros...

Me faltaba el aire, lo notaba. Me costaba respirar, permanecía tumbada, con el mando de la televisión entre las manos; y los pies, desnudos, en el extremo del sofá blanco... "Esto es una jaula! dije, mientras dejaba el mando sobre la mesa, mientras tú levantabas la vista de ese estúpido libro...

"¿Qué dices?" susurras detrás del libro... "¡Que esto es una jaula, joder!" "¡Que me estoy ahogando aquí!" "Que me siento sola, inerte, impasible, inútil, en este sofá, en esta casa, a tu lado..."

Tú vuelves a poner esa cara que pones cuando te digo algo que no eres capaz de comprender o asimilar o qué se yo... pero me miras como compadeciéndote de mi, como si estuviera loca, como si mi mente estructurase la realidad de una manera errónea o desproporcionada... A mi eso ya no me importa, dejó de importarme meses atrás; cuando tú ibas a hacer la compra solo. Solo, porque a mi ya no me importaba tampoco que la nevera estuviese vacía, "¡qué más da!", me repetía, tenemos la nevera como el corazón, vacío y sucio... con restos de tiempos mejores que acabaron por pudrirse por falta de oxígeno ....

Falta de oxígeno. No quiero acabar pudriéndome...

Me recuerdas al limón amargo al que no le queda zumo por la oxidación, me recuerdas a todo lo que quiero desechar o apartar de mi vida, me recuerdas a todo lo que no quiero y por eso, entre otras cosas, he hecho las maletas y me he ido antes de que termines tu estúpido libro; evitando las despedidas y lo que es peor, la oxidación de los cuerpos que se deterioran por el paso del tiempo, por falta de espacio, de oxígeno... por falta de vida.


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