sábado, 5 de junio de 2010

re.construcción

Y no dejo de torturarme con un despliegue infinito de escenarios hipotéticos, sintiéndome perdida desconsolada o furiosa o patética, o un potente combinado de todos estos. La autocompasión me corroe las venas... Me quema las entrañas, y me sudan las manos. Me invade la desolación, oscura y viciosa como el petróleo. Intento controlarme, pero la conciencia es demasiado eléctrica y se extiende por todo mi cuerpo a la velocidad de la luz, no hay manera de apagarla.

Y ya estoy cansada de aparentar, de aparentar que estoy bien, porque me automutilo con cada sonrisa forzada, apunto el arma contra mi misma a cada movimiento controlado. Lo cual me provoca claustrofobia y pánico, y quiero salir corriendo de allí. Y llorar, llorar hasta el delirio. Sin embargo me quedo ahí, sentada, con mi tormenta de mierda interna mientras mi sonrisa se extiende como un incendio por la extensa pradera de mi rostro.

Solo estoy trantando de re.construirme
solo eso
o todo eso





estaré contigo aunque no esté

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