sábado, 9 de enero de 2010

bisiesto(s)

Las sílabas de su nombre se entrelazan con cada sonrisa que despierta en ti su gesto...

Entonces, prefieres seguir caminando, sin rumbo fijo, pero con él, como si se tratase de una gran locura pero esta ciudad es demasiado limitada para cometer cualquier locura...

Te para, te abraza y te besa, escondiendo el frío en ese instante en el bolsillo izquierdo del abrigo... Vuelves a estar allí, en el mismo punto que meses atrás, con una sonrisa enorme y ganas de librarte del resto del mundo para conseguir algo propio que solo os pertenezca a ambos...

La última hoja que quedaba en aquel árbol desciende lentamente hasta conseguir llegar a tu hombro... la recoges y sin querer, lloras...

Él aún no lo sabe...

Tú, estás condenada, como los otoños, y todo lo que te rodea forma el contexto idóneo del nuevo fracaso, de lo fugaz, porque en ti se cumple esa regla de las relaciones que también se aplica a los otoños, "relaciones bisiestas" se llaman, ya sabes, cada cuatro años, y este... no toca.

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