lunes, 20 de diciembre de 2010

frio.polar

Me gusta el frío
y el traqueteo que desemboca en los dientes, que tiemblan en los límites de la teoría buscando energía cinética que se transforme en energía calórica... sí, en calor...

Suerte, que no están dislocados los huesos,
porque ellos también iniciarían ese baile por culpa del hielo que los arropa...

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