domingo, 27 de diciembre de 2009

Querido James...

Querido James, ya sé que prometimos desaparecer, pero las cosas nunca resultan tan sencillas en la práctica como sobre el papel. Nunca me gustó romper promesas pero es que tratándose de interiores nunca se sabe qué promesa es verdadera y cual se engancha a las paredes del estómago de tal manera que duele, te araña por dentro haciéndote estremecer mientras comienza a funcionar el proceso de la digestión... Creo que nuestra promesa era de esas, de las que dolían y descomponía cada estructura armónica que conseguía albergar dentro de mi cuerpo, sí... Inestabilidad, es la palabra que mejor describe mis interiores... alma dirían otros, pero ya sabes que mi escepticismo me prohibe nombrar ciertas cosas, aunque a veces me arrepiento de ser tan cruel conmigo misma, fíjate lo bonito y sencillo que resultaría todo esto con la ayuda de aquel ser supremo al que algunos rezan y les llena de felicidad... que injusta mi racionalidad que no me deja desprender lo pies ni un solo milímetro del suelo para poder ser feliz responsabilizando a otros de ello... "el único responsable de tu felicidad eres tú mismo" como buen proyecto de psicólogo lo debería saber mejor que nadie, pero ya ves, me siento tan inestable que empiezo a dudar de ciertos principios básicos...

Principios, eso fue lo que nos faltó, yo qué sé... a veces pienso cómo coño sería todo si de verdad quisiésemos seguir con esta promesa adelante, si la hubiésemos aceptado desde el primer segundo que salió de tu boca, y digo bien TU boca, porque fueron tus labios los que se iniciaron en un baile sugerente mientras mis oídos hacían lo propio para seguir su compás... malditos tus labios y maldita también cada palabra que salió aquel día de tu boca, porque no eran ciertas y lo sabías mientras mirabas a otro lado para que no descubriese a la mentira paseando a sus anchas a través de tus pupilas... tus ojos nunca mienten...

Y dime, ¿a caso ahora eres feliz? Las cosas cambian pero solo porque nosotros hacemos que cambien, creo que yo sí soy feliz, soy feliz en el momento en que me siento rehabilitada por dentro, todo depende del contexto, o eso dicen... pero sí, las variables contextuales o ambientales siempre influyen en el estado anímico de las personas... y a mí esas variables me fallaron, no supieron ayudar en el momento de la reconstrucción y ¿sabes lo peor de todo? Que yo ahora ayudo en cada reforma que plantean en sus interiores y doy pequeñas pinceladas a cada pared para que quede perfecta, o al menos forman un lugar mejor para vivir...

Me doy cuenta de que me curré la reforma sin su ayuda, sí, subí al andamio más alto, un andamio cuyas piezas fueron fijadas una a una por este par de manos patosas y débiles... y parece que el andamio aguantó lo suficiente, el techo está quedando bien, pero ya sabes que no hay que empezar la casa por el tejado, y a veces pienso que estas paredes no son lo suficientemente estables, en ocasiones se vuelven débiles... debe ser porque esta promesa es de esas que rasgan las paredes estomacales. y entonces no hay quien construya una estructura sólida en ese punto...

Y yo no necesitaba brazos fuertes, tal vez solo un enorme conjunto de abrazos enredados hubiesen sido más que suficientes, o el saber que tenía un colchón debajo, por si el andamio no era tan estable como imaginaba y me caía al vacío... sí, porque entonces solo era vacío, pero lo más importante es que ese vacío no me daba miedo, que va, había noches en las que imaginaba como sería esa caía, y fíjate que a veces la prefería, no me angustiaba pensar en ella, y a veces, incluso, quería probarla...

Solo sé que me he quedado embriagada en este punto de no retorno y las promesas a veces marcan la opción que has de seguir, o al menos la que no has de seguir... la nuestra no es capaz de marcar eso, además nunca se puede salir de un punto de no retorno cuando se está en una posición inestable, ese es el problema.

Después de todo esto solo quiero que me vuelvas a recordar lo que sellamos en un pacto silencioso, si es que tus ojos, esos que no son capaces de mentir, son capaces de dejar que las manos hagan lo propio con el conjunto de teclas perfectamente ordenadas que esconden tus dedos...

1 comentario:

C. Capullo dijo...

lo hiciste público... :)

...injusta racionalidad...