martes, 15 de diciembre de 2009

superficies y lagos helados

Te quedaste en la superficie, donde podías y sabías que te mantendrías a salvo, a flote...

Es como un enorme lago helado... y tú te quedas en la orilla, por si se diese el caso de que la superficie se rasgase y entonces la caída no fuese peligrosa...

Sí, la del lago helado siempre ha sido una buena metáfora.

Preferimos no arriesgar demasiado y nos dedicamos a explorar la superficie del otro, para cuando lo que nos traemos entre manos no funcione, no caigamos ni suframos un peligro de congelación, no sintamos en definitiva, dolor...

Y la diversión está en el riesgo, en picar un poquito la superficie para asomarnos y ver el fondo, y si nos gusta y no nos da miedo, metemos la mano... la cosa no está tan fría como parecía... y sigues picando y picando y picando... hasta llegar a sumergirte por completo, incluso intentando acariciar el fondo con las puntas de los pies...

Lo bueno aparece cuando no tienes frío allí dentro, en el fondo... cuando sientes que nunca antes habías estado en otro sitio mejor...

Y entonces, luchas por no salir a flote...

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