miércoles, 30 de diciembre de 2009

Regresión

Desgasto el último trago de cerveza, mi viaje a Inglaterra en verano me anestesió ante el lúpulo y ya no percibo sabor amargo, es más, apuro las cervezas de trago, si me dejan...

Afuera está lloviendo, pero no importa, el regalo de un padre desconsolado en forma de botas de piel es suficientemente impermeable para mantener los pies secos todo el camino de vuelta a casa... pero la noche ha caído y a mi las noches últimamente no me sientan bien... Sin querer me puse a hacer un recorrido por mi memoria de vuelta a casa... y por el camino me encontré al italiano que me robaba los besos en los campamentos de verano; el piloto que soñaba con ser general de base aérea porque quería seguir los pasos de su padre; el pintor cuyos cuadros eran un reflejo de su personalidad: caótica y gris; el actor, que se pasaba horas ensayando expresiones faciales frente al espejo y me acompañaba a desfilar por la gran ciudad; el abogado que como todo letrado, escuchaba atento cada discurso por mi parte para poder sacar algo con lo que discutir y ganar la partida; el publicista, con el que diseñamos la mejor campaña de publicidad a bordo de un enorme barco navegando por el Mediterráneo; el chef, que preparaba con gusto cada una de las sorpresas con las que me deleitaba al mes; el poeta, con el que encajaba los versos a mi antojo porque su antojo y el mio se sinonimaban; el informático, con el que me gustaba nadar en el océano de sus ojos...

De repente me di cuenta de que me había pasado la calle, que llevaba un buen rato recogiendo gran parte de la lluvia con mi propio cuerpo y que tenía los pies empapados y lo que es peor... fríos.

Aligeré el paso hasta correr y llegué a casa sin aliento pero con ganas de besarte porque después del gran viaje me di cuenta de que nadie me iba a querer como tú...

1 comentario:

C. Capullo dijo...

Martita (o Marta!)
Tenemos varias cosas pendientes y una de ella es un texto...

prometo hacer la música más bonita del mundo