sábado, 3 de abril de 2010

pre-post-pri-mavera

Ahora,
primavera,

dime para qué sirves,
y para quién sirves.
Pablo Neruda


Yo tenía ganas de escribir(te) la primavera,
pero parece que la primavera se extingue y se pierde entre nuestras manos, como el agua de lluvia, que no somos capaces de almacenar más que unos limitados centímetros cúbicos de gotas y pensamos que es un tesoro entre nuestras manos, ¿pero qué va a ser un tesoro si yo quería primavera y sol y ahora solo tengo la segunda parte del otoño y lluvia?

Entonces pienso que si caminamos rápido, tan rápido que casi podríamos estar corriendo, podremos adelantarnos a la llegada de la verdadera primavera.

Mi estado emocional depende del exterior, la lluvia lo perturba tanto que en ocasiones consigue que llueva, no solo por fuera, también por dentro, de tal modo que en ocasiones hago señales de socorro porque temo ahogarme.

El sol lo activa tanto que es imposible dejar de iluminar ese rincón que hicimos nuestro.

Nunca me prepararon para vivir doblemente el invierno, otoño y frío porque soy un animal de sangre caliente... Lo único que me salva ahora mismo es que aunque fuera hace frío, hace días o semanas que mi sangre está cercana al punto de ebullición.

La primavera se instaló en el interior.

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