martes, 27 de abril de 2010

Tu príncipe azul es el 37º

Recitado el lunes 26 abril en Micro Abierto

Desde que nacemos consumimos amor, lo consumimos directa o indirectamente y después de todo muchos de nosotros nos mostramos escépticos ante su verdadera existencia. Una parte imprescindible del amor es el desamor, y el que no lo viva está muerto, decía el otro día mi abuelo echándome en cara que ya tenía una edad, que tenía que empezar a buscar novio, que me quedaría para vestir santos y se me pasaría el arroz... A lo que yo respondí: Abuelo, ¡que solo tengo 22 años! Y él, con cara escéptica me dijo: ¿sólo? ¿te parecen pocos? A tu edad tu abuela se había casado conmigo, vivíamos en nuestra propia casa y teníamos dos hijos... Yo le trataba de explicar que los tiempos habían cambiado, que las cosas no son como antes, y entonces él me dijo que no le explicase esas cosas de internet, que él no las entendía, que los novios ya no son como antes porque ya no hay bailes donde conocerlos, ahora solo hay discotecas donde la gente no habla y el "chunda-chunda" ese nos está aplanando el cerebro. Sentenció su exposición con un "hija, tienes que encontrar novio pronto, pero que sea buen hombre, tampoco te juntes con cualquiera".

Entonces ante tanta acusación, me decidí a trazar un plan perfecto para encontrar novio, o el príncipe azul como dirían otros. En ese intento de trazar mi plan perfecto me topé con el teorema de un psicólogo japonés llamado Kanazawa que se podría resumir en una frase: TU PRÍNCIPE AZUL ES EL 37º. El truco del teorema recae en rechazar a los suficientes candidatos.

El teorema dice lo siguiente: "En cualquier proceso de selección hace falta rechazar al 37% de los primeros candidatos y luego quedarse con el siguiente que sea mejor que todos ellos". Es decir, que si rechazamos al 37% tenemos un 37% más de probabilidad de encontrar a nuestro verdadero príncipe azul, o lo que es lo mismo, no confundirnos en nuestra elección final.

Continué buscando más información sobre esta teoría porque había algunos puntos que no me acaban de convencer pero decidí no descartarla, hasta ahora era lo único que me daba esperanzas de poder encontrar un buen chico con el que compartir mi vida. Bien, pues pude comprobar cómo este teorema tenía sus propias reglas, una de ellas : "No vale ir de candidato en candidato esperando a tu príncipe. No vale que les cuelgues el teléfono o borres sus mensajes, tienes que salir con ellos, hablar, conocerlos al fin y al cabo".

En definitiva, esta teoría se basaba en la selección natural, en el darwinismo más puro, así que quienes la usen tendrán más éxito reproductivo que quienes se casen con el primero que encuentren o rechacen solo al primer 5%, o en su defecto al 90%. Esto me dio más esperanzas, pensé que quizás el proceso de selección fuese largo y costoso, pero que tenía garantías de que la elección fuese buena, y si hay algo a lo que todos tememos es a tomar una mala elección.

Al unir todos los puntos que había ido trazando, me di cuenta de que esta teoría era fácil aplicarla en ámbitos rurales o pueblos pequeños, es decir, que en un pueblo pequeño, pongamos que conoces a 10 maridos en potencia, pues bien, de esos rechazas a los cuatro primeros y te quedas con el quinto, fin del proceso. En las ciudades las cosas cambian, no es tan fácil como parece, matemáticamente las cosas se complican y se convierte en un proceso difícil, agotador y consume demasiado tiempo. Pero yo quería hacerme un aligera idea de a qué equivaldría ese demasiado en cifras, así que poniendo en práctica la teoría del Solterón Secuencial eché cuentas: una semana tiene 7 días... bien, el tiempo dedicado a encontrar a un buen candidato y proponerle una cita me llevaría una media de 3 días; es decir, podría desechar a dos candidatos por semana. En esta ciudad de unos 156000 habitantes, aproximadamente 75000 serán hombres, de los cuales, me quedarían unos 5000 posibles maridos, es decir, 5000 hombres, a una media de 2 hombres por semana, 2500 semanas, a 52 semanas por año, serían un total de 48 años, teniendo en cuenta que tengo 22 años, sí, definitivamente, mi abuelo tenía razón, se me pasa el arroz.

Además, me di cuenta de que en mi intento de conocer a 5000 posibles maridos, me habría convertido en lo comúnmente denominado como "putón verbenero" algo que no entraba en mis planes a corto plazo.

La teoría acabó con mi plan perfecto para buscar el amor pero además, por contradictorio que parezca, también con mi escepticismo acerca de la existencia del mismo, creía y quería buscar el amor pero pensé que quizás eran más válidas todas esas teorías infundadas o clichés como: "Esas cosas no se buscan, vienen solas". Así que me subí en el autobús urbano que recorre la línea 3, una de las líneas más largas de la ciudad, porque pensé que quizás, en la siguiente parada se subiría en ese mismo autobús el amor de mi vida, y llegaría así, sin criterios estadísticos ni matemáticos, simplemente de repente, sin buscarlo.

2 comentarios:

princess dijo...

ójala haberte escuchado...
:)

Naia dijo...

Jo, con lo mal que se me dan ami las matematicas...para mi, esto, aunque quiera, es imposible....Enhorabuena, es precioso^^